Cuando pensamos en la importancia de suplementarnos con Omega-3, es importante considerar la fuente desde donde se extrae el aceite que lo compone. Más aún, si lo que deseamos es aportar cantidades apropiadas de estos ácidos grasos, con un alto nivel de pureza y cuyas cuotas de pesca permitan la sostenibilidad del ecosistema. Esto es lo que nos entrega la anchoveta.
En este marco, la anchoveta, dada sus características y regulación, permite obtener el máximo beneficio nutricional, de forma segura y además cuyo consumo esta íntimamente vinculado con la conservación del ecosistema marino.
La anchoveta, desde el punto de vista nutricional destaca por ser una de las principales fuentes de EPA y DHA. Además aporta vitamina A, vitaminas del complejo B, vitamina D, vitamina E, minerales y proteínas.
La anchoveta es una especie de talla pequeña, que puede alcanzar hasta los 20 cm de longitud total. Esta característica, le permite reducir significativamente su posibilidad de bioacumular contaminantes. Esto constituye un primer nivel de control para la obtención de concentrados puros de Omega-3.
Por último, pero no menos importante, es que en el marco regulatorio existe un estricto control en la etapa reproductiva de la anchoveta. Se aplican vedas biológicas que permiten asegurar la presencia del recurso en el ecosistema marino. Además, mediante cuotas de captura, se garantiza la disponibilidad del recurso de forma amigable con el entorno.
La anchoveta, es sin duda, la gran alternativa para obtener el mejor Omega-3
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