Las vacaciones son días de relajación. Hay que desconectar. Es la prioridad máxima. Ya a la vuelta, con la mente más despejada, podremos hay derecho para retomar la solución de lo que nos preocupa. Antes no. Si te cuesta tener esa actitud en tus merecidas vacaciones, aquí algunos consejos.
Tratar de reducir nuestro estrés nos aporta múltiples beneficios, que van desde el aumento de nuestra creatividad y próxima productividad laboral, hasta el cuidado y mejora de nuestro cuerpo y nuestro estado de ánimo.
Cambia tu rutina y tu mentalidad: La rutina no es un tema sólo práctico, sino mental. Si no dejas el teléfono apagado totalmente y tus asuntos laborales resueltos, va a ser muy difícil que desconectes del todo en tus vacaciones. Déjalo todo lo más avanzado posible para no estar preocupada, y delega lo que más puedas en personas de confianza en tu oficina. La rutina debe adaptarse a ti y no a la inversa.
Improvisa: Tener planificadas algunas actividades siempre es bueno, pero también es importante tener flexibilidad estos días por si surge cualquier imprevisto. Puedes, para eso, organiza algún plan y adáptate a los planes de los demás, o incluso apuntarte a alguna actividad improvisada y de última hora. ¡Disfruta!
No dependas siempre de los demás: En estos días es bueno ser egoísta en algunos asuntos, como organizar los planes propios por encima de los ajenos, y disfrutar tus días de descanso a tu modo. Y, sí, se puede quedar con amigos y familia, pero siempre que a ti no te suponga un compromiso tal que arruine uno de tus preciados días de vacaciones.
Aleja el celular: Mira el paisaje, conoce gente nueva, prueba nuevos sabores, haz deporte. Y adiós celular.