Se acercan las vacaciones de verano y, además de ser un excelente momento para pasar en familia, también suele ser una instancia es que nos relajamos en cuanto a nuestros hábitos alimenticios. Las conductas de los adultos puede llevar a los niños y adolescentes a crear malas costumbres y estás a tiempo de prevenirlo.
Vacaciones y el relajo normal que involucra una desconexión del trabajo y las obligaciones, hace que los adultos nos relajemos en nuestra alimentación. Esto quiere decir que prestemos menos atención a una dieta saludable, que no cumplamos los horarios como debemos y que caigamos en alimentos más grasos, comida rápida, frituras o, simplemente, preferir comer afuera de casa para no cocinar.
Todo eso, aunque no seas del todo consciente, repercute en la salud de tus hijos, quienes deben seguir tus horarios de comida y, generalmente, comen lo mismo que tú. Sabemos que no es fácil cumplir en vacaciones con una dieta sana, o que las ganas de dormir hasta tarde te obligan a desayunar a deshora. No obstante eso, cuidar la salud de tus hijos y generar buenos hábitos alimentos depende de ti.
A partir de cierta edad, todos los niños entienden que hay una cantidad limitada de comida que pueden comer al día. Para hacerlos conscientes de eso, una buena estrategia es explicarles que esa cantidad de comida representa el camino hacia la salud, y eso quiere decir que te ayudará a vivir muchos años y hacer muchas cosas o, por el contrario, no seguir ese camino será sinónimo de no tener fuerzas suficientes para hacer todo lo que quiera.
Cada vez que refuerzas en tus hijos y reconoces su habilidad para cuidarse de sí mismo y de su salud, estás a la vez fortaleciendo su independencia. Cuando demuestren ser saludables a la hora de elegir los alimentos, es momento de llenarte de orgullo y felicitarlos. Un consejo al momento de guiarlos a elegir la comida es hacerles las siguientes preguntas: ¿Tienes hambre? ¿Cuánta hambre tienes de 1 a 5, donde 5 es mucho? ¿Qué actividades vas a realizar durante el día y qué te convendría comer para llevarlas a cabo sin problemas?
La clave en esto último es que no impongas, sino que ayudes y ofrezcas opciones de alimentación que sirvan para que tus hijos puedan cuidar de sí mismos con lo que comen. No debes olvidar que, sobre todo los adolescentes, acceden a otras opciones de comida con más facilidad, ya sea en el colegio o casas de amigos, por lo que si ya son conscientes e informados sobre lo que comen no tendrás que preocuparte.
Otro consejo para enseñar a comer a tus hijos, es por medio del impacto ambiental que provocan sus decisiones. Enseñarles, por ejemplo, que una fruta es biodegradable y que eso genera menos residuos y contaminación, a diferencia de un dulce envasado, cuya fabricación necesitó energía y su envoltorio plástico quedará años en el medio ambiente hasta que se degrade. Aunque no lo creas, un estudio demostró que los adolescentes están más dispuestos a elegir alimentos frescos y sanos una vez que les explicaban las técnicas de manipulación que desarrolla la industria alimentaria para hacerte elegir ciertos alimentos envasados.
Sin duda alguna que todas esas estrategias pueden ayudar, sin embargo, la base de su educación es tu ejemplo. Existen muchos estudios que comprueban que la alimentación de los hijos, tanto en calidad como en cantidad, es como la de sus padres. Por lo tanto, generar buenos hábitos a la hora de comer dependerá de tus decisiones sobre tu dieta.