Cuando una fruta madura, deja de ser lo que era antes: cambia su color, su sabor y su composición nutricional también. Acá te mostramos lo que pasa cuando una fruta madura y sus efectos en tu organismo.
Lo primero que vas a notar cuando una fruta está madura es su sabor, de ácido pasa a ser más dulce y eso se debe a que su ph se eleva. Además de eso, el contenido de azúcar se incrementa ya que el almidón es transformado por enzimas que originan glucosa. En cuanto al contenido de minerales y vitaminas, se ha comprobado que cuando la fruta madura el contenido de polifenoles se reduce, junto a otros antioxidantes.
No obstante, no ocurre con todos, ya que existen otros minerales y vitaminas son más estables al calor o a la luz solar y dependiendo del proceso de maduración pueden conservarse en mayor medida, por ejemplo, los carotenos. De todos modos es importante aclarar que pese a que si bien una fruta madura tiene más azúcar, no tiene más calorías, ya que previo al azúcar había almidón que por cada gramos aporta iguales calorías que el azúcar.
De todas maneras, aunque el aporte calórico no cambia con la maduración, sí se debe considerar que ya se ha «degradado» el almidón de la fruta, por lo tanto en nuestro organismo se metabolizará más rápidamente elevando en menor tiempo que la fruta verde la glucosa en la sangre. Esto quiere decir que la fruta madura tiene mayor índice glucémico que la fruta verde y por ello, debemos escoger una u otra teniendo en cuenta esto. Si buscas energía rápida es más apropiado escoger la fruta madura, pero si estás desayunando y buscas más saciedad y energía a largo plazo, lo mejor es escoger una fruta no demasiado madura.
Esto es lo que ocurre en una fruta cuando madura: cambia no sólo su aspecto sino también su composición química y con ella, la forma en que influye en nuestro organismo.