Vivimos rápido, no pensamos, no paramos y no escuchamos a nuestro cuerpo, y mucho menos a nuestras emociones. En ese sentido, mindfulness buscar cambiar eso y llevarnos a una conducta paremos, pensemos y elijamos mejor al momento de alimentarnos.
La tendencia del mindfulness o atención plena es un tipo de meditación alejada de imposiciones religiosas, y va de la mano de la psicología contemporánea. Actualmente, esta técnica milenaria tiene múltiples aplicaciones, y todas ellas orientadas a dejar de vivir con el “piloto automático” encendido 24/7.
Generalmente actuamos con poca consciencia de lo que experimentamos, sentimos, vivimos y nos perdemos todos los detalles de cada momento. Piensa: ¿Cuántos sonidos puedo captar en silencio? ¿Siento como muevo el pie cuando camino?, ¿Dónde siento la decepción?, ¿A qué sabe cada cosa que como? Es probable que ni siquiera te lo hayas planteado. Si fuéramos conscientes de cada detalle que participa en nuestra vida seríamos capaces de vivir más despiertos, de ser más valientes, de ser más creativos y más pragmáticos y, por lo tanto, también seríamos personas más felices.
En cuanto a la alimentación, existe una tendencia actual llamada mindful-eating o alimentación consciente. Su filosofía consiste en centrar nuestra atención en cómo comemos: saborear, experimentar las texturas de cada ingrediente, observar si estamos comiendo muy rápido, o si estamos distraídos con el celular o nos agobian nuestros pensamientos en ese momento.
Para comer de manera mindfulness es necesario estar alerta y escuchar a nuestro cuerpo con todos nuestros sentidos. Si estamos atentos podremos identificar qué alimentos rechaza nuestro cuerpo, qué le hace mejor o si está suficientemente satisfecho.
Tips Mindfulness:
- Aíslate de cualquier ruido: silencia el teléfono celular y apaga la televisión.
- Elige un lugar agradable, uno que te guste y en el que puedas estar solo.
- Dedica tiempo a la comida, al menos demórate 20 minutos.
- Elige un menú equilibrado y ten cuidado con las porciones.
- Come lento.
- Saborea cada bocado, cada textura, cada ingrediente.
- Observa si tu cabeza está en el plato o tus pensamientos vuelan. Si estás distraído vuelve al plato cuando seas consciente de ello.
- Cuando estés saciado, para y deja de comer.
- Repítelo al menos 2 veces por semana.
- Anota todo lo que has experimentado.