Por más difícil que sea de creer, la meditación sí puede provocar cambios en la estructura de tu cerebro. Esto se comprobó gracias a una serie de registros de electroencefalogramas y resonancias magnéticas llevadas a cabo por la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico. La conclusión fue que la práctica de técnicas comtemplativas en adultos genera plasticidad y diversos cambios a nivel cerebral. Esto sin duda valida lo poderoso que puede ser el hábito de meditar.
Noemí Grinspun y Augusto Manríquez, fueron los docentes a cargo del estudio que analiza la relación que existe entre salud mental y prácticas contemplativas, y que demostró que una de sus consecuencias es a nivel cerebral en las personas que meditan a lo largo de su vida.
La investigación que se realizó involucró sólo aquellas prácticas contemplativas de tipo sedantes, como la atención focalizada, la conciencia plena y la meditación para el cultivo de la compasión. Considerando que el cerebro tiene la capacidad de cambiar a lo largo de la vida, se quiso analizar si esta práctica tenía influencia. Los resultados fueron deslumbrantes.
En el caso de la atención focalizada, por ejemplo, se demostró que sólo activa ciertas regiones cerebrales y, en consecuencia, quienes la practican mejoran el rendimiento en sus respuestas, tienen resultados más correctos y con mayor rapidez. En cuanto a la conciencia plena, se descubrió que estas personas ven mejoradas su capacidad de atención y procesan mejor la información sensorial, ya que entrenan regiones cerebrales relacionas a la percepción interna del cuerpo.
Como ejemplo, los estudios en sujetos que practican la atención focalizada, muestran cómo con ella se activan ciertas regiones cerebrales, donde se concluye que el entrenamiento mental aumenta la estabilidad de la atención con evidencia neural y conductual, es decir, que en los meditadores se mejora el rendimiento en las respuestas, teniendo resultados más correctos y con mayor rapidez.