Si eres de las que siempre pelan la fruta y botas la cáscara, error. La piel de la fruta es la mayor fuente de vitaminas, tiene altos poderes diuréticos y ayuda a desintoxicar el cuerpo ¿Seguirás haciéndolo?
La luz que interactúa con la cáscara es lo que ayuda a la formación de variados nutrientes esenciales como, por ejemplo, los carotenoides y flavonoides. Ambos están encargados de darle el color a las frutas y además de producir vitaminas. Sumado a eso, en la cáscara están importantes antioxidantes, sustancias que luchan contra los radicales libres dañinos y que además son buena fuente de fibra.
Si ya decidiste cambiar el hábito de botar la cáscara y comerla, debes tener en cuenta que es fundamental lavarlas bien. Muchas absorben pesticidas, herbicidas y otros químicos que no son buenos para la salud. En el caso de las manzanas, fíjate que no tengan una capa de cera brillosa, y en el caso de limones, naranjas, piñas y limones, es bueno lavarlos con un chorro de agua tibia y restregar con una escobilla. Puedes hacer un desinfectante natural mezclando una cucharada de vinagre o bicarbonato de socio con 1 litro de agua, luego sumerges la fruta un par de minutos y listo.
En el caso de cáscaras más duras como la de la piña, la mejor forma de consumirlas es por medio de infusiones. Solo a modo de ejemplo, la cáscara de la manzana ayuda a reducir los niveles de grasa en la sangre o el colesterol, alivia los problemas de respiración y tiene un alto contenido de vitaminas.
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