El estrés y la depresión han estado durante mucho tiempo asociados con un mayor riesgo de aumento de peso, pero un nuevo estudio ha venido a arrojar luz sobre cómo los estados mentales pueden alterar la manera en que el cuerpo procesa los alimentos grasos.
En comparación con las mujeres sin estrés en el estudio realizado, las mujeres estresadas queman calorías y grasa más lentamente durante siete horas después de comer el equivalente a una comida rápida, como las hamburguesas.
«El estrés puede promover el aumento de peso al disminuir su metabolismo», según Janice Kiecolt-Glaser, investigador de la Universidad de Medicina del Estado de Ohio, quien dirigió dicho estudio.
«La diferencia, entre las participantes, con un factor de estrés frente a las que no tenían ninguno, el día anterior fue de 104 calorías, lo que no es gran cosa sobre una base diaria, pero en el transcurso del año supondría un total de 4 kilos».
Para el estudio, publicado en Biological Psychology, Kiecolt-Glaser y sus colegas, reclutaron a 58 mujeres de mediana edad, quienes consumieron comidas con alto contenido en grasa en dos días distintos, mientras su metabolismo era monitoreado.
Para prepararse para el estudio, las mujeres consumieron tres comidas estandarizadas al día en sus casas, en los días previos a su ingreso en el Centro Médico de Wexner del Estado de Ohio.
Posteriormente, en cada día del estudio, las participantes respondieron cuestionarios diseñados para evaluar sus síntomas de depresión, su dieta y su actividad física. También se les preguntó acerca de los eventos estresantes que a los que pudieron verse sometidas los días previos al estudio.
Los investigadores comenzaron midiendo la cantidad de calorías que cada mujer quemaba en reposo. A continuación, se les dio una comida a base de huevos, salchicha de pavo, galletas y salsa.
La comida contenía alrededor de 930 calorías y 60 gramos de grasa, alrededor de la misma cantidad de grasa y calorías que una hamburguesa doble con queso y patatas fritas de las principales cadenas de restaurantes de comida rápida, según los investigadores.
Durante uno de los días del estudio, se les suministró una comida alta en grasas saturadas, y al día siguiente, otra rica en grasas monoinsaturadas.
En el proceso, se realizaron pruebas metabólicas para ver cómo se quemaba la grasa y las calorías, pruebas que se repitieron cada hora durante siete horas después de la comida. Además, los investigadores dieron seguimiento a los niveles de la hormona del estrés cortisol, insulina, glucosa y grasa en la sangre.
Un total de 31 mujeres informaron al menos de un evento estresante desde el día anterior y 21 informó eventos estresantes en ambas visitas. Seis de las participantes no tenían eventos estresantes.
En promedio, las mujeres del estudio que habían sufrido eventos estresantes quemaron 104 calorías menos que las mujeres sin estrés durante las siete horas después de comer una de las comidas altas en grasa.
Los investigadores también encontraron que las mujeres que habían padecido un evento estresante el día anterior tenían niveles más altos de insulina, y quemaban la grasa a un ritmo más lento, lo que provoca el almacenamiento de grasa y se asocia con el aumento de peso.
Por otro lado, las mujeres con depresión tienden a tener altos niveles de cortisol, lo que se cree que promueve el almacenamiento de grasa particularmente insalubre en el abdomen superior.
Las participantes con depresión y con eventos estresantes también registraron un aumento más pronunciado de grasas en la sangre inmediatamente después de las comidas.
La única diferencia entre los resultados después de la comida con alto contenido de grasas saturadas en comparación con grasas monoinsaturadas fue un aumento más pronunciado de azúcar en la sangre después de la última.
Los autores reconocen algunas limitaciones en el estudio – 38 de los participantes eran sobrevivientes de cáncer de mama, lo que podría haber afectado los resultados, aunque señalan que las respuestas no fueron diferentes entre las mujeres que habían padecido cáncer y las que no.
Brian Baldo, un investigador en el departamento de psiquiatría de la Universidad de Wisconsin, que no participó en el estudio, dijo que una de las teorías sobre el estrés y la obesidad es que el consumo de alimentos con alto contenido de grasa y calorías es una forma de auto-medicación para calmar una respuesta hiperactiva al estrés .
«Este estudio muestra otro mecanismo hacia la obesidad», según Brian Baldo los nuevos hallazgos muestran cómo el estrés podría afectar a los procesos físicos que conducen a la obesidad, incluyendo un menor gasto energético en reposo y menos quema de grasa.
En efecto, dijo Baldo, «El estrés nos conduce a comer alimentos altos en grasa, y también impide que el cuerpo queme grasa de manera efectiva y se termina almacenado».
Artículo traducido:
http://www.reuters.com/article/2014/07/16/us-stress-obesity-idUSKBN0FL1YQ20140716