Cuando hablamos de la dieta mediterránea, a diferencia de lo que muchos piensan, no se trata de un régimen para bajar de peso. Por el contrario, se trata de llevar una alimentación basada en los patrones alimenticios de los países del mediterráneo y convertirlo en un estilo de vida. El motivo por el que varias personas se inclinan con esta dieta, se debe a varios estudios que han comprobado que aumenta las expectativas de vida y disminuye las enfermedades crónicas, gracias a la incorporación de alimentos saludables y nutritivos en la justa medida para no tener hambre y mantenerse en forma al mismo tiempo.
Uno de los atributos que tiene la dieta mediterránea es que perfectamente puede ser incluida en los hábitos alimenticios de niños, adolescentes y adultos sin contraindicaciones. Esto debido a que es muy sana y equlibrada, se caracteriza por un régimen rico en verduras, frutas secas, legumbres, pescados, papas, cereales integrales y frutas frescas, todos alimentos que aportan una gran cantidad de antioxidantes, vitaminas, minerales y fibra.
El estresado estilo de vida actual, muchas veces nos hace olvidar la importancia de llevar una buena alimentación y dejar de lado el sedentarismo, dos elementos base para un cuerpo sano y equilibrado. Por alimentación adecuada se debe entender que es aquella que además de estar conformada por alimentos saludables, calma el apetito y se adapta a las necesidades de cada uno.
Uno de los pilares de esta dieta es el aceite de oliva, el que es mundialmente reconocido por su alto aporte nutricional. Es un ingrediente que posee ácidos grasos y antioxidantes que protegen el corazón. Si su consumo es equilibrado resulta muy beneficioso para las personas.
¿Qué comer?
Dentro de los alimentos que conforman esta dieta está:
- Consumo de vegetales en abundancia, se recomienda 5 raciones de frutas y verduras al día.
- Incluir cereales como el pan, pasta, arroz y productos integrales diariamente. Lo ideal es consumir 4 a 6 raciones al día y puede ser 3 rebanadas de pan de molde, por ejemplo.
- Usar el aceite de oliva como aliño, se deben consumir de 3 a 6 cucharadas soperas al día.
- Consumir de forma regular pescado, 3 a 4 veces a la semana, y huevos con moderación, de 1 a 2 veces a la semana.
- Incluir 2 a 4 porciones diarias de productos lácteos como leche, yogurt o queso fresco.
- El agua es esencial y, además se recomienda de manera moderada y opcional, una copa de vino, siempre acompañando las comidas.