Cuando se acerca el verano y renace el deseo de conseguir un bronceado intenso, saludable y duradero. En esa misión el betacaroteno es el aliado perfecto. Lo mejor es que los especialistas aseguran que todos sus beneficios se pueden conseguir a través de una dieta balanceada, rica en verduras y frutas.
Cuando hablamos de betacaroteno, nos referimos a un pigmento liposoluble (que se disuelve en grasa) de color amarillento que, aunque no tiene la capacidad de broncear por sí solo, ayuda a teñir las células y hace parecer como si se estuviera más tostado. Por otro lado, el betacaroteno es considerado uno de los precursores de la vitamina A, lo que quiere decir que gracias a este pigmento el hígado y el intestino delgado generan la vitamina A.
Si hay algo en lo que coinciden los especialistas, es que el mundo vegetal es una de las más concentradas fuentes de betacaroteno presentes en la naturaleza, principalmente en la zanahoria. El consumo de estos alimentos ayuda a que cumplamos con nuestros requerimientos de vitamina A, que además es un poderoso antioxidante, por lo que lo ideal es potenciar su ingesta todo el año y no solo durante el verano. Si quieres preparar tu piel, lo recomendado es tomar uno o dos vasos de jugo de zanahoria fresca al día.
Precisamente, gracias a las propiedades antioxidantes y regenerativas de la vitamina A, se considera que los betacarotenos pueden proteger la piel de los rayos solares, aunque su consumo no necesariamente evita el daño que éstos provocan en la dermis. Esto se explica porque el bronceado –por si no lo sabías– es un sistema de defensa de la piel y los betacarotenos actúan como un bloqueador natural, pero no sustituyen los protectores solares convencionales.
Como todo en la vida, el consumo de betacaroteno debe ser moderado. Si además de vegetales lo obtienes vía suplementos, debe ser bajo supervisión profesional. Si tu piel se pone color naranjo quizás es porque estás con un exceso de betacaroteno en el cuerpo. Esto puede parecer inofensivo pero una sobredosis de la vitamina A (que se produce gracias al consumo de este pigmento) puede ser dañina para el hígado. Por eso los especialistas recomiendan obtenerlo solo de fuentes naturales, así sus efectos no se acumulan y no hay riesgo para el organismo.