Originario de China, el kiwi fue introducido el año 1904 en Nueva Zelanda, y actualmente es consumido por varios países del mundo. Su sabor entre dulce y ácido, su intenso color verde y sus altas propiedades antioxidantes, lo han ayudado a ser el favorito de muchos.
Lo bueno del kiwi
- Es una gran fuente de antioxidantes: Entre sus propiedades antioxidantes destaca su gran cantidad vitamina C y E, lo que refuerza el sistema inmunológico, además de combatir el envejecimiento prematuro.
- Favorece la digestión: Como es una fruta que es muy digestiva, ayuda a equilibrar nuestra flora intestinal y evitar las flatulencias. Además, la fibra soluble del kiwi es excelente para la digestión y para mejorar el tránsito intestinal.
- Ayuda a combatir la anemia: Su gran porcentaje de vitamina C favorece la absorción de hierro.
- Ayuda a la regeneración celular: La vitamina C forma una proteína importante utilizada para producir piel y tejidos.
- Mejora la circulación: Es excelente para la circulación y mejora la calidad de la sangre.
- Refuerza el sistema nervioso: Ayuda a combatir los efectos del estrés y la ansiedad. No solo ayuda a reforzar el sistema nervioso, sino que evita que se pueda alterar, favoreciendo la relajación y la serenidad.
- Ayuda a adelgazar: Al tener un gran porcentaje de agua y ser tan diurético, es un buen aliado de las dietas de adelgazamiento.
- Mejora los huesos: Mejora el desarrollo de los huesos gracias a la vitamina C y minerales como el cobre, el magnesio y el potasio.
- Refuerza el sistema inmunitario: el ácido fólico y la vitamina C permiten producir más glóbulos rojos, blancos y anticuerpos.