Escrito por Austin Perlmutter (estudiante de medicina, Escuela de Medicina Miller)
Publicado por Dr. David Perlmuter (Profesor de Medicina en Harvard)
El asma, como la principal causa de hospitalizaciones pediátricas, las visitas a urgencias y los días de clase perdidos, es algo más que un problema trivial para los niños americanos. Aunque, no solo afecta a los más pequeños, sino también a la población adulta. Los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en EEUU (CDC) muestran que el 9,3% de los niños estadounidenses y el 8% de los adultos viven con esta enfermedad debilitante. En Chile se estima que el asma tiene una prevalencia de aproximadamente un 5% de la población, concentrándose principalmente en niños http://www.medicina-interna.cl/116/
Pero, la investigación sobre el asma se ha centrado principalmente en la forma de reducir al mínimo la exposición a irritantes ambientales, y cómo someter adecuadamente la reactividad de la vía aérea con esteroides y otros medicamentos.
Esta investigación en gran parte basada en la vía farmacéutica, ayuda a bajar la inflamación que se produce con el asma, lo que lleva a un menor número de exacerbaciones en los pacientes. Sin embargo, no explica cómo se contrae el asma ni cómo prevenirla o revertirla. Pero, la ciencia finalmente ha comenzado a ponerse al día. Por primera vez, estamos empezando a entender lo importante que la dieta y el estilo de vida son en la prevención y el tratamiento de esta patología.
Datos recientes muestran que los niños y adultos obesos son más propensos a tener asma y que la obesidad puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad hasta en un 92 %. La obesidad también provoca más síntomas en las personas que padecen asma y por ello, necesitan una mayor dosis de medicamentos. De hecho, entre los asmáticos obesos se produce hasta 5 veces más hospitalizaciones que entre los pacientes más delgados. Como cabe esperar, la pérdida de peso mejora los síntomas del asma, un estudio reciente señala que una pérdida de 5 a 10 % de peso en los participantes obesos mejora significativamente el control del asma, al mismo tiempo que mejora la calidad de vida de los pacientes asmáticos.
Se continúa estudiando la conexión entre el asma y la obesidad, pero parece que las hormonas de la obesidad y su cascada proinflamatoria están directamente relacionadas con el asma. Moléculas como el TNF alfa, leptina y las interleucinas son elevadas en la obesidad, y desata una serie de desencadenantes que parecen contribuir a un aumento de la reactividad de la vía aérea.
Por tanto, si las últimas investigaciones señalan que la pérdida de peso es clave para mejorar la sintomatología, la pregunta es saber cómo lo logramos. Dado que los asmáticos usan esteroides, que provocan un aumento de peso y además tienden a evitar el ejercicio, ya que agrava su condición.
Lo primero que hay que aclarar es que el asma no debería ser razón para evitar las actividades normales. Esta forma de pensar ha sido abandonada hace tiempo, los niños deben ser tratados con la medicación adecuada que les permita practicar ejercicio. Sin ejercicio, se crea un círculo vicioso de falta de condición física y estilo de vida sedentario, lo que lleva a la obesidad y los mismos problemas que se tratan de evitar. En segundo lugar, los esteroides solo se dan en las variantes más graves de asma. Si pudiéramos reducir la necesidad de medicamentos con la pérdida de peso leve, los esteroides podrían no ser necesarios. Superar este obstáculo facilitaría aún más la pérdida de peso y disminuir los síntomas asmáticos.
Para los asmáticos que no luchan con su peso, así como aquellos que lo hacen, hay otros avances importantes a considerar. El omega 3, se ha demostrado que ayuda a los atletas de élite con la respiración, y cuando fue utilizado en los asmáticos, se evidenció una mejora sustancial enla función pulmonar, reduciendo el TNF alfa y otros marcadores de inflamación . Otro estudio mostró que los ácidos grasos omega 3 también reducen la reactividad de las vías respiratorias en los asmáticos. Por último, una dieta rica en alimentos integrales ricos en antioxidantes ha demostrado una mejoría en las exacerbaciones de asma y los marcadores inflamatorios.
El asma es una de las condiciones médicas más comunes y significativas que enfrentamos hoy en día, pero la investigación sobre la forma de prevenirla y revertirla ha sido lenta. Sin embargo, la evidencia reciente sobre la importancia del estilo de vida y la nutrición en la prevención y el tratamiento del asma es muy alentador.
Por tanto, la conclusión es que la obesidad es una condición pro-inflamatoria que puede desempeñar un papel importante en la patogénesis del asma.
La reducción del peso puede ayudar a prevenir el asma, así como la disminución de las hospitalizaciones por esta causa, los medicamentos y los síntomas.
El ejercicio debe fomentarse en los asmático para evitar la obesidad y por ende, el empeoramiento de los síntomas.
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